Qué hacer para que la salud mental no sea un tabú

He oído de forma frecuente en las diferentes empresas en las que he trabajado bien sea prestando servicios externos en Venezuela y Chile, o acá en Argentina, que “no se puede hacer terapia dentro de la empresa porque se confunden los roles” o que “los problemas de salud mental debe resolverlos cada persona, sin involucrarse la organización”.

Con la primera afirmación estoy de acuerdo; el encuadre de un proceso terapéutico debe cumplir con determinadas características que no se pueden cumplir dentro de una empresa. Por ejemplo, el psicólogo no debe compartir ningún otro espacio adicional al terapéutico con su paciente, ya que el vínculo tiende a desvirtuarse. Entonces que un psicólogo o una psicóloga dentro de la empresa dé terapia a algún compañero o compañera de trabajo podría no ser lo más eficiente, sin mencionar que no es ético.

Sin embargo, con la segunda afirmación tengo algunos comentarios. Si bien idealmente cada persona junto a su red de apoyo primaria (familia y amigos cercanos) se hace cargo de su tratamiento u orientación psicológica necesaria, no se debe dejar de lado que SOMOS SERES INTEGRALES y que la esfera laboral no se escapa de eso. De hecho, la O.M.S. en sus investigaciones ha mencionado que un ambiente de trabajo negativo afecta directa y negativamente en la salud mental a través del estrés, la ansiedad, la depresión y la dependencia de sustancias.

Es por esa razón que creo importante que la salud mental sea atendida por las organizaciones, no ofreciendo psicoterapia a sus empleados, sino procurando acciones PREVENTIVAS y PROMOTORAS, así como de contención.

La salud mental en pandemia

En el contexto del COVID-19, las empresas no les ha quedado más opción que mirar de cerca ese gran elefante azul que hasta ahora pretendían ignorar. La salud mental no es solo ausencia de enfermedad, es también procurar interacciones saludables entre las personas y en ese sentido, al estar trabajando de forma remota se ha hecho necesario empezar a pulir algunas cosas en cuanto a esas relaciones interpersonales.

Por otra parte, no es sorpresa que el estrés se ha exacerbado en la realidad que hemos estado viviendo hace ya algunos meses; pasando por el estrés crónico hasta situaciones puntuales como el temor al contagio o a perder el trabajo, e incluyendo el burnout. Lamentablemente, una persona estresada y/o con algún tipo de malestar mental pierde productividad, y no es un “capricho” ni “debilidad” ni mucho menos “manipulación” cuando nos damos cuenta de que esa persona está realmente comprometida en su salud mental. En ese sentido, las empresas también han tenido que prestar atención al tema del estrés y accionar con las muchas o pocas herramientas que cuenten.

Acciones para cuidar la salud de las personas

Son necesarias acciones preventivas alineadas al mantenimiento del bienestar; promotoras orientadas a la adquisición de buenos hábitos personales e interpersonales, y de contención cómo, por ejemplo, evitar juzgar y empezar a acompañar hasta donde las herramientas nos alcancen. Algunos ejemplos de estas acciones pueden ser:

– Procurar talleres y/o actividades de team building para fomentar la integración en los equipos.

– Realizar charlas de concientización sobre salud mental vinculada al ámbito laboral (burnout, manejo de expectativas, hábitos, etc.).

– Armar manuales de buenas prácticas en el trabajo en equipo, así como capacitar a las personas en ese aspecto.

– Promover las pausas activas, el trabajo dentro de horario y la flexibilidad.

– Dejar claro que la empresa ofrece espacios para la escucha, acompañamiento de plan de carrera, entre otros temas que resulten en bienestar integral.

– Siempre se puede buscar un profesional que pueda hacer consultoría sobre clima, cultura y bienestar en las organizaciones a través de diferentes técnicas.

Pautas para crear un entorno de trabajo saludable

Suena cliché, pero lo principal es procurar una buena y sana comunicación, que muchas veces se confunde con la ausencia de conflictos, y no hay nada más alejado de la realidad. Los conflictos son inherentes a la condición humana, y lo que realmente se debe trabajar es la forma de resolver esos conflictos, a través de la comunicación efectiva y asertiva.

Por otra parte, es importante contar con personas dispuestas a prestar un oído, y cuyos roles permitan articular esa contención con soluciones cuando están vinculadas a la empresa, como por ejemplo el plan de carrera, manejo de las expectativas, desmotivación con el rol y la flexibilidad, entre otras.

Mantener la integración mediante el team building, ya que en la búsqueda de bienestar integral es indispensable que la empresa se sienta cómo un segundo o tercer hogar en cuanto a la comodidad de estar allí, junto a nuestros compañeros y compañeras.

Poder contar en voz alta que tenemos buenas prácticas para el trabajo diario, que impulsamos como organización el respeto mutuo y lo exigimos. No basta con “estar a la disposición”, hace falta comunicarlo.

La salud mental y su incidencia en el negocio

Es cierto que las empresas tienen una actividad primaria a la cual deben dedicar su tiempo y esfuerzo; sin embargo, los resultados no serán efectivos en su totalidad si no se atienden cuestiones que respectan a la salud mental, ya que quienes hacen surgir el negocio son las personas. Representa una inversión en tiempos y recursos económicos, cuya ganancia es el buen desempeño laboral y resultados positivos.

Si se busca un equilibrio el resultado es positivo. Todo lo que a buena salud se refiere redunda en bienestar y por ende, en productividad. Si seguimos sin naturalizar y atender los problemas de salud mental, la calidad de vida disminuye al igual que la satisfacción laboral. Una persona no satisfecha con su trabajo va desmotivándose de a poco, y eso se ve reflejado en su productividad.

Citando a la OMS, la salud mental es un “Estado de bienestar en el que cada individuo es consciente de sus propias capacidades, puede hacer frente al estrés normal de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”. En esa definición queda claro el beneficio para cualquier empresa al ocuparse de la Salud Mental de un modo adecuado, impulsando con acciones que pase de ser de un “tema tabú” a un área más de la organización.


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